Las llamas
En un momento robado a la conciencia
te abro la puerta y entras impetuoso
iluminándome con luz de gozo,
dándome muerte con punzante impaciencia.
Tú, pájaro de fuego con las alas ardiendo
cada palabra tuya me incendia y me provoca,
lo que callo le abre una llaga a mi boca
yo, figura de barro abatida en el viento.
Yo no puedo saber cuán largo es el camino;
te abrazo eternamente con esta amarga ausencia
para que cuando parta te quedes con mi esencia
en las profundas y azules trincheras de tu cuerpo.
En la cambiante marea de estos días que pasan
no hay remanso que pueda caber en tus arenas
abierta, a la deriva, sin galeón ni sirenas
elijo naufragar inadvertida y sola.
En un momento robado a la conciencia
te abro la puerta y entras impetuoso
iluminándome con luz de gozo,
dándome muerte con punzante impaciencia.
Tú, pájaro de fuego con las alas ardiendo
cada palabra tuya me incendia y me provoca,
lo que callo le abre una llaga a mi boca
yo, figura de barro abatida en el viento.
Yo no puedo saber cuán largo es el camino;
te abrazo eternamente con esta amarga ausencia
para que cuando parta te quedes con mi esencia
en las profundas y azules trincheras de tu cuerpo.
En la cambiante marea de estos días que pasan
no hay remanso que pueda caber en tus arenas
abierta, a la deriva, sin galeón ni sirenas
elijo naufragar inadvertida y sola.
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