sábado, 16 de mayo de 2009

Soliloquio

Yo,
apenas ese magro puñado de certezas,
de incertidumbres mal acunadas.
Yo, una mente andariega,

vagabunda,
un círculo vicioso.
En el ensueño de mi mundo.
En el infierno de mis sueños
que empujan, que golpean.
Yo sin brújula.
Yo con tempestades.
En el umbral de mi esperanza
esperando imposibles.
Yo con mi vida,
mi huella, mis recuerdos.
Mis marcas como heridas.
Yo con la noche, su silencio y el mío.
Yo con los soles, mi piel débil corteza.
Astilla de madera, de ramita a raíz,
una mujer que todavía respira.

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